CHAGALL

abril 22, 2024

CHAGALL

Por: Alejandra Mapelli Mozzi

 

En Fundación MAPFRE, bajo la dirección de Antonio Huertas Mejías y María Martínez Cid, se presenta la exposición "UN GRITO DE LIBERTAD", curada por Ambre Gauthier, que reúne una vasta colección de obras maestras y textos inéditos del artista universal Marc Chagall, sobreviviente de Rusia y uno de los artistas y cronistas de los diversos procesos de nuestra humanidad atravesados por guerras y persecuciones.   

Es nuestro deseo transmitir su legado, y en la exposición podremos reencontrarnos con el pasado, adaptando sus obras a los sentimientos que hoy seguramente se están viviendo en las dos guerras que estallaron hace un año: la de Gaza entre Israel y Palestina, así como la de Rusia vs. Ucrania.

Los cuadros donde pinta a mujeres con niños en brazos presentan el dolor ante el fuego y el paradigma de huir hacia el frío, como si no hubiera escapatoria de un fin trágico. ¡Pedimos que ya no haya mujeres que lloren a sus hijos ni hijos que lloren a sus padres por la ambición!

Es claro que, si no hubiera fallecido en 1985, él seguiría abogando por la paz, generando puentes de entendimiento y respeto entre las diversas raíces, así como creando lazos entre las cúspides religiosas.

Sus obras marcan situaciones de dolor, apocalípticas, de empatía exagerada con el fin de transfigurar su miedo, su desapego, en figuras animales, como es el caso de su gallo, la cabra, como si jugaran en la metamorfosis de su alma expectante.   

Vemos expuestas varias pinturas donde vemos pasajes bíblicos, donde expone las enseñanzas. En una obra vemos cómo coloca a un ángel San Miguel como el responsable de la vida, representado por un reloj de color azul. Chagall es muy sensible y creativo, busca proponer a las flores como símbolo de feminidad.

  

En sus esculturas de oso hormiguero y personas dentro, podríamos imaginar que, así como las hormigas trabajan en equipo, nosotros como seres humanos debemos comprender que la razón de existir es aprender a colaborar, ser ingenieros y mejorar el terreno donde estamos, buscando que no nos devore la ambición.

En casi todos sus dibujos, que realiza antes de proponer una obra, se ve que, con pocas pinceladas, puede expresar un mundo de simbolismos, de sentimientos que hoy en día cualquiera que tenga la oportunidad de descubrirle compartirá, y que él plasmó durante su vida incierta, logrando seguir siendo congruente, colaborando y siendo fuerte ante las adversidades, transmitiendo tantas enseñanzas a la humanidad.

Viajó exiliado por muchos países, algunos llegó con las puertas abiertas y, sin embargo, nunca dejó de pensar en sus colegas, en su familia, en los mártires, en tantos niños y en tantas posibilidades que podrían haber florecido en una circunstancia de paz, lejos de la hambruna, del racismo y los prejuicios.   

Los prejuicios que acechan a la sociedad, en el interior de cada persona fluctúan miles de adjetivos que hacen que las personas reconozcan los límites o distinciones, pero son las mentes abiertas al aprendizaje, al conocer lo diverso, como es el caso de Chagall, buscando mejorar el entorno con su contribución firme en obras y poesía, como: “Para qué sirve la luz transparente”. 

Él claramente tenía una fe en Dios muy trabajada, entendía que no debía haber radicalismos, que las leyes de Moisés como las del pentateuco, así como las enseñanzas de Jesús, tenían el fin de buscar alumbrar a la comunidad humana, y marcar su vida a la alabanza, agradeciendo a Dios y estando al servicio de Él, para buscar su gloria, y mejorar el paso en La Tierra de las personas, nuestros prójimos o próximos, para que dentro del tiempo pudieran haber espacios de cielo y redención, así como es la libertad y experimentar la paz. Se pueden vislumbrar sus vitrales como el árbol de la vida para el proyecto definitivo de La Paz y sus cobras llenas de color vibrantes.   

Oponiéndose en sus cuadros con temáticas de sacrificio (a los que son los libertinajes, las exageraciones, las divisiones), él buscaba encontrar lazos de transformación pacífica en sus obras. Sus colores eran tan alegres y tan infantiles, que parecía que él vivía en las nubes, como que no encajaba, pero realmente estaba bien consciente de su entorno, pero siempre tenía esperanza.   

Él buscaba dar mensajes de reconciliación ante nuestro propio ser y el ser de quien convivimos. Otro de sus símbolos era el violín, pues era consciente de que la música y la danza eran de los elementos que pueden ejercer esa transformación atemporal entre muchas culturas y distintas edades donde no existe lo viejo y lo joven, donde hay campo para expresar y transmitir alegría.   

  

Uno de los textos que más llama es: <<El arte es un estado del alma>>.   



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