TALLAS
EL AMOR PROPIO EN EL ESPEJO
Por: Verónica Salame
Saludos a todos, queridos amigos y amigas. En esta ocasión, su amiga cincuentona desea compartir con ustedes un tema que, si bien no es nuevo, ha cobrado un valor renovado en nuestra sociedad contemporánea, ávida de una nueva conciencia y un despertar axiológico: "EL AMOR PROPIO".
Para adentrarnos en el tema y contextualizarlo, permítanme comentarles sobre un evento reciente en mis redes sociales. Hace algunos días, publiqué una foto junto a un autorretrato de una artista plástica de renombre que tuve el placer de descubrir. Esta mujer irradiaba una seguridad y autoestima impresionantes. Aunque no la conocía personalmente, su obra reflejaba una aceptación total de su físico, sin juicios ni reservas. Vale mencionar que ella es una sobreviviente del cáncer de mama.
La obra en cuestión surgió de una fotografía que ella misma se tomó, mostrando su cuerpo tal como es, sin un seno. A partir de esa imagen, esculpió en mármol la figura de una mujer con los mismos rasgos y características.
La publicación que mencioné anteriormente generó gran expectativa al plantear una pregunta a mis seguidores e internautas: "¿Les gusta su cuerpo cuando se ven en el espejo?" La respuesta fue mayoritariamente positiva, salvo por tres personas que contestaron "no". Estas respuestas sinceras me hicieron reflexionar sobre la relación que tenemos con nuestra imagen y nuestra autoestima.
Personalmente, tengo una autoestima elevada, pero eso no significa que siempre esté satisfecha con lo que veo en el espejo. Sin embargo, ¿Cuánto de nuestra autoestima depende realmente de la opinión de los demás? Muchas veces nos dejamos influenciar por estándares de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad y la mercadotecnia.
Creo firmemente, desde mi experiencia como mujer de 55 años, que con el paso del tiempo dejamos de preocuparnos tanto por la opinión ajena y empezamos a valorarnos más a nosotros mismos. Gran parte de nuestra autoestima se construye en la infancia, a partir de cómo nos ven y nos tratan nuestros padres. Es crucial reflexionar sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con nuestra imagen.
Como reflexión final, me gustaría plantear la siguiente pregunta: ¿Nos arreglamos más para obtener la aprobación de nuestras amigas que para nuestros propios esposos? Es importante cuidar la forma en que nos hablamos y nos miramos a nosotros mismos, y recordar que el amor propio es la base de nuestra felicidad. Nos leemos en la próxima entrega.
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