PALABRAS LIBRES DE MUJER, CUANDO LA FAMILIA DUELE

abril 22, 2024

PALABRAS LIBRES DE MUJER, CUANDO LA FAMILIA DUELE

Por: Fredel Romano 

Desde nuestra infancia, nuestros padres nos moldean gradualmente. Comparten sus creencias, inculcan sus valores y nos acompañan en nuestro crecimiento. Muchos depositan en nosotros, sus hijos, grandes expectativas. Aunque deseamos fervientemente cumplirlas para ganar su amor y aprobación, es difícil hacerlo. Cada individuo experimenta la vida desde su propia perspectiva, lo que puede resultar doloroso tanto para los padres como para los hijos. Cuando decidimos vivir de manera distinta a lo que esperaban nuestros padres, podemos perder su mirada amorosa, generando así un conflicto emocional. 

Los padres a menudo vinculan su bienestar emocional a las decisiones y acciones de sus hijos. Si optamos por un camino diferente al que esperaban, puede parecerles que les robamos la oportunidad de ser felices y vivir en paz. Esto los decepciona una y otra vez, haciendo que nos acepten con dificultad, ya que para ellos, aceptar a un hijo que contradice sus creencias implica reconocer que existen perspectivas distintas a las suyas. Esta aceptación los desafía a cuestionar su propia certeza y puede afectar su autoestima. 

El acto de dirigirnos su mirada representa para ellos enfrentar sus miedos más profundos. Por ello, algunos prefieren evitarlo, pretendiendo que no nos ven para protegerse del dolor. Sentir que avergonzamos su corazón puede ser una de las experiencias más dolorosas para un hijo. Este sufrimiento mutuo a menudo se oculta bajo la superficie, mientras las reuniones y llamadas familiares continúan, aparentando normalidad. 

Sin embargo, nuestros corazones pueden percibir la ausencia de aprobación con mayor intensidad que nuestras mentes. A pesar de que aparentemente todo está bien, la discordia emocional persiste. Cada encuentro con la mirada crítica de un padre o una madre nos llena de temor, ya que sabemos que sus miradas pueden herirnos profundamente. 

El corazón, a diferencia de la mente, no sabe fingir. El dolor que provoca el desprecio o la vergüenza es genuino y penetra en lo más profundo del alma. Vivir de acuerdo con nuestras convicciones puede generar ese dolor en el corazón de nuestros padres. Este conflicto familiar, que se repite de generación en generación, a menudo provoca rupturas irreparables en los lazos familiares. 

Desearía ver a más padres y madres liberarse de las expectativas que imponen sobre sus hijos, permitiéndonos ser quienes somos, con nuestros propios valores y creencias. Anhelo que puedan aprender a disfrutar de esta diversidad y brindarnos su apoyo incondicional. Como madre, aspiro a regalarles a mis hijos miradas libres de juicio y llenas de amor. 

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Ig: @fre_philosophy 



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